jueves, 6 de noviembre de 2008

LA PRENSA

Los principales recursos utilizados por los "medios de formación de masas" es el bombardeo de las noticias de alta intensidad, que se multiplica con el eco de todos los medios dictando al unísono las mismas noticias, que luego acaban por diluirse en el estruendo de nuevos ataques




Nota de Prensa

miércoles, 5 de noviembre de 2008

LA ÉTICA PERIODISTICA

Cuando somos estudiantes de Periodismo se nos advierte siempre sobre los dilemas éticos que el ejercicio de esta profesión conlleva. Repasamos deslumbrados famosos casos de la historia de la prensa, en los cuales la verdad fue desvirtuada. Empeñados en conseguir una buena formación juramos en silencio no cometer nunca un fraude. Y así, las figuras de Janet Cooke y Jaison Blair -brillantes narradores de historias imaginarias- se erigen como la antítesis del buen periodista: aquel que siempre dice la verdad. Hasta nos volvemos enemigos declarados de todos aquéllos que sirven a intereses políticos y económicos.
Tal vez el día en que un presidente, un agente de gobierno o un empresario poderoso intente comprar nuestro silencio o postura tarde en llegar, y quizá nos encontraremos pocas veces en encrucijadas éticas tan pomposas como las ilustradas en los libros. Lo que no imaginamos de estudiantes es que los dilemas morales se nos presentarán todos los días y en las situaciones "más sencillas".
Todas las acciones llevan impresas decisiones éticas, aún las de poca trascendencia, y esto puede comprobarse en el ejercicio diario. Ser éticos va más allá de no aceptar sobornos o no transmitir historias falsas como verdaderas.
La diferencia entre colocar una grabadora con desidia para rellenar la nota, y la de escuchar con atención, con la disposición para entender y luego procurar hacer entender al público, es fundamental. Llegar tarde a una comisión, pedirle el dato a un colega y salir del apuro no es igual a ser testigos primeros del hecho.
Cubrir las noticias desde internet o través del teléfono resulta pobre e insuficiente. Nadar en la superficialidad, informar sin investigar, sin un trabajo acucioso, puede ser tan peligroso como mentir. Conformarnos con un dato dudoso, inexacto, difuso es más corrosivo que obviarlo. Quedarnos solo con la información de las primeras fuentes puede tendernos muchas trampas, y hasta aceptar un gesto "amable" (almuerzos, obsequios, favores, etc) nos pondrá en apuros.
Como si fuera poco, el uso de la palabra nos presenta también un gran reto. La tentación de recurrir a la ficción para escribir historias más impactantes siempre está rondándonos.
Resulta fácil transgredir la realidad con un adjetivo superlativo y de mayor impacto. El lenguaje insinuante y tendencioso del que algunos se ufanan, no es sinónimo de agudeza y buena pluma, sino de irresponsabilidad y cobardía.
El periodista no sólo es responsable ante la sociedad de lo que dice, también de cómo lo dice, y del procedimiento por el cual ha obtenido la información. Un buen periodista debe 'tener puesta la camiseta' de la ética a todas horas y 'sudarla' con pasión, para preservar lo más valioso que tiene: su independencia y su credibilidad.

Escribe: Gloria Huarcaya Rentería(UDEP)